Gráfica de Orlando Herrera Narváez
Los
españoles no solo se dedicaron a invadir pueblos, agarrarse las mejores
tierras, castigar a los indígenas que no se hacían la señal de la cruz. De lo
positivo que le debemos a los europeos en su “loca” carrera por encontrar oro,
se encuentran las expresiones culturales que estos introdujeron a los países
conquistados.
Con
la espada y la Cruz, España nos mandó la alegría del carnaval, el juego con
agua, pintarle la cara al parroquiano, o blanquearle la cabeza con harina al
tranquilo vecino. De
los presidentes que más historias le acompaña, se encuentra el “Catire Páez”.
Este llanero de “pura cepa “montado a caballo salía con edecanes a echarle agua
a media Caracas antañona. El que se ponía bravo, lo embardunaban con pintura
para que se bajaran las “rabietas”.
Lo
contrario de Páez fue José Tadeo Monagas, quien alarmado ante el desorden
público que se presentaba los días de carnaval, emitió un decreto donde se
prohibía jugar con agua.se podía bailar hasta el amanecer, pero, nada de bañar
a los ciudadanos con sustancias nocivas.
El
decreto lo echaron al cesto de la basura, cuando el Presidente vio que los
empleados de la casa de gobierno llegaban a sus labores empapados de agua.
Monagas se convenció que la “costumbre se hace ley”, y si estos señores que son
funcionarios el pueblo no los respeta, menos se podrá esperar que lo hagan con
los demás mortales.
Gráfica de RadioLaPrimeraDeEspinar.com
CARNAVAL CAMPESINO
Antes,
cuando los caminos eran para animales de carga y no para humanos, los
campesinos acostumbraban acostar sobre un chinchorro al convaleciente que por
su grave enfermedad tenía que ser llevado al curandero más cercano. Igualmente
las familias pobres, al momento de una muerte, y por no haber recursos para la
compra de la urna, se ubicaba al difunto en un chinchorro y se arrancaba para
el cementerio a darle cristiana sepultura.
En
los pueblos del oriente venezolano para simbolizar el “entierro del
chinchorro”, durante los días de carnaval se organizan eventos folklóricos, se
marcha por las calles en alegre caminata, escenificando el “juego del
agarrote”, los “mirones” son sacados a bailar por las “locainas”, al mismo
tiempo las “lloronas” con su melancólico teatro de calle pegaban unos gritos
que “espantan al más guapo”.
QUE VIVA LA SARDINA
Si
hay pueblos ricos en actos carnavalescos son los del oriente del país. En esa
región se realiza el “entierro de la sardiana”. Las mujeres machete en mano van
en busca de hojas de cambur que luego serán utilizadas para elaborar el artístico disfraz que usara el
marido el día de la “coronación de la sardina”, que es una fiesta de multitudes
parecidas a la romería de San Benito, en los Andes y Occidente en Venezuela.
El
miércoles de ceniza culminan los festejos. Por última vez sale a pasear la
sardina que es una enorme figura elaborada con cartón y madera. A las 10 de la
noche, antes de ser lanzada al mar, poetas del pueblo leen maratónicos discursos
de mucho contenido humorístico, donde políticos, gobernantes, comerciantes, y
militares, empresarios y religiosos que hayan maltratado al pueblo con sus
actuaciones, reciben la más dura “paliza moral” que le ha quitado el sueño por
varios días a más de un farsante.
Gráfica de DiarioElTiempo.com
CARNAVAL VALERANO
En
tiempos que gobernaba Pérez Jiménez Valera era una gran fiesta con la
presentación de afamada orquestas en distintos centros sociales de la época. En
la década de los años 60, las escuelas asumieron las actividades carnavalescas
con la realización de festivales de disfraces y desfiles donde la creatividad
del hombre común salía a reducir a su máxima expresión.
Hoy,
las calles de Valera, recuerdan con nostalgia la comparsa “los piratas” que
encabezaban el campeón internacional de automovilismo “Tarzan Hernández”.
Bellas mujeres, papelillo, pitos y bandas musicales, docenas de kilos de
caramelos, recorrían con “Tarzan”, la ciénaga, lazo de las acacias el centro de
la ciudad, donde se prendía la gran fiestas hasta el miércoles de ceniza.
No
podemos olvidar de la “Valera que se fue”, al “artesano de la alegría”, el
maestro Arnoldo Villegas, quienes antes de la llegada de carnaval, se dedicaba
a construir la “burriquita”, el “pájaro guarandol”. Se iba de “domingo” para el
rio material necesario para el montaje del baile de cintas.
De
barrio “Ajuro” (hoy El Milagro),salía el desaparecido artista popular con su
desfile de “mamarrachos”, payasos, teatro de calle, la burriquita que jamás
pudo bailarla igual en la ciudad otro que no fuera él, y un numeroso grupo de
músicos que salvaron durante varios años el carnaval local.
Gráfica de Rommel Goinzález
EL CARNAVAL Y SU ORIGEN
El
carnaval tiene sus orígenes en la antigua Roma, cuando se le rendía culto a
Dios Banco. Eran día de destape, de desenfreno por las debilidades de la carne:
el sexo, el vino y las camilonas. Con este festín se buscaba hacer olvidar al
pueblo hambriento de sus angustias.asi se descubrió una manera efectiva para
divertir a los de “abajo"(la pobrecia) y entretener a los de “arriba”(la
rica aristocracia) se inventó el “pan y circo”, que se haría historia y
leyenda.
En
aquellos días nada estaba prohibido. Los actos de mayor degradación moral se
realizaban con naturalidad y apasionamiento. En aquellas horas de “perdición
“para unos y de fascínate embriaguez y sexo desbocado para otros, los hombres
se convertían en mujeres, los bandidos en santos, el corrupto en benefactor, el
“diablo” era el propio “Dios”…
La
perdición de hombre y mujeres, obligo a la iglesia a cortar por lo sano este
alocado mundo de perversión.es así se escogen tres días para el disfrute del
carnaval. Los españoles impusieron su celebración el mes de febrero para dar la
bienvenida al miércoles de cenizas.
Fuente: DiarioElTiempo/1999/AlfredoMatheus
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