65 AÑOS EN LA MÚSICA POPULAR
Enrique
Omaña nació hace 80 años, de los cuales lleva 65 ejerciendo el oficio de músico
popular. El año 1954 funda el grupo musical “Valera”, en 1950 sale al
escenario con la agrupación “Omaña y su Ritmo” integrado por 18 músicos, todos especialistas en guarachas, pasos dobles y cumbias que hicieron bailar a
más de un valerano.
Por
casi medio siglo Enrique Omaña formo parte de la banda “Simón Bolívar”, a sus
80 años anda con más bríos que nunca, con las “pilas más puestas” que cualquier
joven. Su secreto para dar el feliz año, 80 veces en esta vida es el caminar todo
lo que se pueda, alimentarse de frutas y verdura, comer poca carne, nada de
alcohol, menos fumar y cero con el café. Con su grupo de música de viento ha
recorrido prácticamente la geografía trujillana, hoy la música de Omaña tiene
especial presencia en festividades religiosas o fiestas patronales.
Para
el maestros Omaña, las bandas eran la vida de los pueblos.se tocaba música
clásica, sinfonías y operas, a pesar que la mayoría de sus ejecutantes no eran
músicos de academias, ni de escuelas.
La Valera de otros tiempos
Expresa
Enrique Omaña, que la Valera del año 1937, era una verdadera belleza, las
calles eran de piedra y tierra, rodeada de verdes cañaverales. Las casas de
paja y bahareque le daban un toque tradicional al pueblo andino. El ladronismo no
se conocía, ni los políticos robaban como ahora, se podía amanecer durmiendo en
la calle con una paca de billetes y nadie tocaba a esa persona.
Con un
bolívar se podía comprar un kilo de queso o un kilo de carne.
Músico con ruanas
Recuerda
el maestro Omaña, que hubo un tiempo en que los músicos de la banda “Bolívar” usaban
la popular ruana que utilizaba la gente de las zonas frias, por la baja
temperatura que en horas de la noche se sentía en la ciudad, un frio que
llegaba a los huesos, a la hora de dormir había que echarse varias cobijas
encima. El clima era parecido al de Mendoza fría y la puerta. Todo hay cambiado
en un cien por ciento, parte de ese sofocante calor se lo debemos al
“progreso”, a los grandes edificios, a la contaminación, dice con nostalgia el
maestro Omaña.
Cuando
llegue a la banda “Bolívar”, el sueldo era de 80 bolívares mensuales, la
integraban 26 músicos, por varios años ejercí la sub-dirección. Anteriormente
se usaba un uniforme azul marino con su respectiva a gorra, lo que nos hacía
parecernos más a policía de pueblo que a ejecutantes de trompetas, tamboras o
saxofón.
Domingo
tras domingo banda tocaba el Himno Nacional y una marcha militar a las 6 de la
mañana, cuando un pelotón de policías rendía honores a la bandera nacional
frente a la Plaza Bolívar, lo mismo sucedía a las 6 de la tarde. “Aquello era
un espectáculo muy bello, la plaza se llenaba de gente, de niños y ancianos,
para presenciar un acto de verdaderos nacionalismo y amor a los símbolos
patrios”.
Hoy
a sus 80 años, Enrique Omaña recorre las calles de la ciudad, ni un solo momento
ha pensado de la música, para sus amigos el maestro todavía “sopla”. Su mayor
orgullo; saber que los hijos también han tomado el camino del arte musical. Esta
es la otra Venezuela, la de hombres que han hecho del trabajo su mayor
dignidad.
Fuente: DiarioElTiempo/1994/AlfredoMathues
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