Presos. Una representación teatral
Gráficas de LaHojadeArena.com
La inseguridad, el
robo y el asalto al ciudadano se conoce desde que el hombre piso tierra… En 1990,
en Motatan, se celebraba tremenda parranda en una vivienda del sector cuando se
formó una trifulca. Un ciudadano de nombre Rafael Ramírez le dieron dos
soberanos correazos, este ni corto, ni perezoso, hirió a su agresor de una pedrada,
alguien hizo unos disparos resultando herido un mirón. El jefe civil, lo mando a
todos presos, los condeno a apagar una multa por cabeza, dinero que se repartió
en gastos de medicamentos, los días que no fue a trabajar el que recibió el
disparo y papelería el tribunal.
En 1905, el bandido
José Pimentel, vagabundo y criminal según los vecinos de la Cejita, violo a un menor.
El juez lo detuvo, a los días salió en libertad. Una semana después del juez
era destituido por echar a la calle a tan peligroso maleante.
Hace 102 años, en
tierras trujillanas el que quería matar a otro, lo hacía de la manera más
fácil: le disparaba de frente y salía con el cuento que lo hizo en defensa propia.
De “pasapalos” a un hombre o una mujer lo podía asesinar en la plaza del
pueblo, a la vista de la gente, y el rosario era el mismo: “yo no vi nada”…
¡Ah rigor!, si un ladrón
de ganado, chivos, caballos, lo agarraban con las “manos en la masa”, lo molían
a machete en el lugar. Si lo capturaba el gobierno, se podría con sus huesos en
la cárcel.
De los primeros
ladrones de ganado en el estado Trujillo, sobresalió el cuatrero Ernesto Castro,
lo llamaban el “rey del cacho”. No había vaca a toro que se le salvara. Otro delincuente
famoso fue Alejandro Briceño. En 1900 asalto el ferrocarril de la Ceiba en la
población de Sabana de Mendoza llevándose una “bola de billetes”.
¡MATARON A CHICO!
El 20 de septiembre
de 1903 asesinaron en Motatan a “Chico Paredes”. Dicen que se lo “echo al pico” un marido celoso, burlado
porque el hombre le jugaba “ju-ju” con la mujer de sus sueños. A chico le
cayeron a tiros a tiros cuando caminaba “más prendido que tabaco e bruja”. Su
muerte conmovió todo el estado Trujillo, el muerto no era uno más del montón.
Fue un valiente Coronel, guerrero de los buenos, en los campos de batalla se
destacaba por su bravura. Durante tres días todos empleados públicos por
órdenes del gobierno llevaron un lazo negro como señal del duelo.
Dice el valerano e historiador Robertin
Vetancourt, en su libro “tiempos de caudillos” que el trujillano no sale de un
“saperoco”, si no lean estas perlas: en junio de 1881, en Betijoque, fue muerto
a causa de una salvaje golpiza el ciudadano Felipe Matos. Los asesinos fueron el jefe civil y
dos policías.
En 188, una turba de pobladores en la ciudad
de Boconó agarro a piedra y machete a la casa de habitación del general José María
Soto, bajo los gritos de: “No lo queremos”… En 1871 a la hora de caerle a palos
a los enemigos del gobierno no sabía compasión ni con los curas. El Dr. y
sacerdote Enrique Castro, párroco de la ciudad escribió: el 26 de septiembre de
1871,llego a esta ciudad el general José María García, atropellando a todo el
mundo…La cárcel de Valera, dice el cura, es una casita de ocho varas de largo,
estaba llena de soldados de García, allí me dejaron en calidad de preso. Mandaba
un oficial de apellido Varón López, de origen dominicano. Es el hombre más
bárbaro y brutal que he visto en mi vida (…) cuerpo de mono, ojos espantados,
calza botines llaneros de cuerpo peludo, sombrero de caña, por fortuna ese
malvado no es venezolano. Porque mi patria, muy desgraciada con sus
gobernantes, no ha producido hombres tan bajos, viles y perversos como Varón
López.
Fuente: DiarioElTiempo/2001/AlfredoMatheus
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