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viernes, 19 de octubre de 2018

Navidad alegre parrandera y sabrosa

Gráfica de clarin.com

       La navidad popular en Venezuela no se parece a ninguna otra, lo nuestro es único, conserva sus orígenes, muestra de la gran creatividad que acompaña al venezolano: desde la misa de aguinaldo y el frio madrugador hasta las paraduras del niño, los cantos al pesebre, el llamativo arbolito, las sabrosonas hallacas, el dulce cabello de ángel, las cenas navideñas donde el jefe queda bien con sus empleados después que les echo vainas todo el año, los estrenos que llenan de alegría el alma de la muchachada, los regalos del niño Jesús que este año pego el grito al cielo por la cojonuda inflación.

       Navidad es el estruendoso mata suegra y su amigo el tumbarrancho, es el pan de jamón de alta alcurnia y la humilde acema carachera, es la embriagante leche de burra que hace fiesta con el pretencioso ponche de crema,  el corre-corre de las barriadas populares en el centro de la ciudad comprando cualquier cosa mientras las damas encopetadas en el Centro Comercial Plaza buscan sus bolitas preferidas para el arbolito.

       Navidad es el gordito San Nicolás que queda bien con todos a costillas de los demás, son los regalos a los niños pobres que obsequian aquellos a quienes acompaña un buen corazón, es el delirante golpe de tambor de San Benito en Betijoque y Sabana Grande, son las “peas” como para agarrarle cría a mis vecinos en la calle 14, son los adornos en casa del potentado y la sencilla vivienda de la barriada.

      Son las paraduras en los pueblos donde se pasea al niño Jesús en un pañuelo blanco, con cantos y romerías que finalizan en una suculenta comelona, es la fiesta de los pastores en San Miguel de Boconó, con la llegada de los tres reyes magos aquello se convierte en toda una fiesta de parrandas campesinas, velorios, rezos y ofrendas al niño Dios.

       Navidad es la reunión familiar para olvidar rencores y perdonar alma adentro al peor de los enemigos, es la misa de gallo para celebrar el nacimiento del hijo de Dios en la tierra, es la elaboración del pintoresco pesebre para recordar a Juan de Dios Picón, prócer merideño que construyo el primer pesebre en Venezuela en el año 1832.

Gráfica de google.com

       Es la comedera de uvas a las 12 de la noche del 31 de diciembre, en cada bocado se pide un deseo, y si no se hizo realidad, por lo menos se realizó el intento y pa´ lante es pa´ lla, es montarse ropa interior amarilla para que el año venidero la pava se vaya bien lejos, conozcamos la mujer de nuestros sueños, llegue la suerte en los negocios, la salud abunde como arroz picado.

       Navidad es la costumbre de recibir las 12 campanadas con un fajo de billetes en ambas manos, de esta manera el dinero sobraran en el año nuevo, algunos agarran una maleta, dan una vuelta a la cuadra donde viven, le llegaran invitaciones para viajar sin descansar, es la costumbre de usar espigas en el hogar para que haya tranquilidad y tanto “loco de carretera” se marche bien lejos, si encendemos velas de todos los colores cuando el año viejo este “estirando la pata”, habrá armonía y paz entre la familia los 365 días del año.

       Navidad es quitarse de encima tanta “calihueva” junta (tristeza, fatiga, cansancio) con un baño de hojas de mandarina (hace milagros), de rosas para que llegue el dinero, y sándalo para limpiar el cuerpo de tantas energías negativas, y si quiere conseguir una mujer más buena que la Madre Teresa de Calcuta, dele el primer abrazo de feliz año a una dama, si se lo da a un caballero (zape gato) puede empezar a botar la segunda.

La navidad que se fue
       Eran aquellas bulliciosas misas de aguinaldos en la iglesia San Pedro, las de mayor referencia en todo el estado Trujillo, las patinadas en el sector las Acacias, luego vendría el “robo” de leche y pan recién salido del horno, era el ruido ensordecedor de los carros de rolinera que bajan del cerro Caja de Agua y la Floresta, se dirigían al mercado viejo a hacerle “carreritas” a las doñas que compraban los alimentos para degustar el 24 y 31 de diciembre en reunión de sus familiares, los inolvidables juegos de “ladrón y policía”, el fusilado, las cuarenta matas, las grandes “caimaneras” en plena calle, eran unas navidades súper felices, de mucha “jodedera”, de gran respeto, de inmensa solidaridad y mucho compartir.

Fuente: DiarioElTiempo/2008/AlfredoMatheus

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