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Los viejos escuqueños que hoy están mascando el agua, no olvidan aquel dramático accidente automovilístico en la antigua carretera Escuque la cabaña, donde perdió la vida un famoso bohemio de apellido Peña, horas antes había participado en el bautizo de una muñeca, allí corrió la cañadonga como río crecido, durante años el lugar del accidente se convirtió en el reencuentro de poetas, copleros y cantores de décimas que rendían homenaje a la pequeña cruz que recordaban al parrandero desaparecido.
Un cura rolo e´ vivo
En caseríos de Escuque en aquel Trujillo del antaño no caía una gota de agua, la sequía estaba llevando a la quiebra a muchas familias trabajadoras del campo, la angustia era general. El padre Monsalve audaz para recolectar bolivarianos exigía a los hacendados u campesinos una buena bola de dinero para llevar la imagen del Niño Jesús de Escuque hasta las zonas de sequía y hacer que lloviera a borbollones.
Fue así como al padre Monsalve el ardiente y largo verano lo sacó de la pelazón, el que no tenía dinero constante y sonante para pagar al brinco cancelaba el “diezmo” con una gallina negra, un chivo flacuchento o un buen ternero, lo que sí estaba claro para los creyentes: El sacerdote no se venía de esos montarrascales culebreros con las manos vacías.
Hubo casos de tanta desesperación, los agricultores al ver que no bajaba el tan ansiado palo de agua, agarraban las imágenes religiosas y las estrellaban contra el suelo en protesta iracunda porque no le veían el queso a la tostada.
El muerto al hoyo
En aquel Trujillo de antier, las madres no les cortaban el cabello a los hijos hasta que no cumplieran los 7 años, de lo contrario, el muchacho se quedaría “enano” o se enfermaba el resto de su vida.
Cuando un sujeto mataba a otro, la familia del difunto se la ingeniaba para encontrar una alpargata del criminal, se la ponían al muerto, a las pocas horas el asesino optaba por entregarse a las autoridades al no aguantar el cargo de conciencia por la aberración cometida.
Teodoro Suárez, fue un próspero bodeguero en la “tierra de nubes”, un día amaneció con el apellido atravesado, le dio un ataque de celos de ¡Padre y Señor Mío!, buscó a la esposa embarazada y la mató a puñaladas, se dice que el diablo le dio extraordinarios poderes, la policía cuando casi le echaba “el guante” el hombre se transformaba en zamuro o culebra y desaparecía.
El bodeguero apodado “cachón” le puso los nervios de punta a todo Escuque, la gente se acostaba más temprano de lo acostumbrado, el gobierno lo persiguió montaña adentro, en segundos ponía los pies en polvorosa, se solicitó ayuda de los mejores brujos de la zona, pero, nanai nanai, hasta los brujos resultaron burlados por los poderes sobrenaturales del escurridizo bodeguero, que se perdía de la vista de todos en un santiamén.
El tesoro de Correa
En el siglo pasado fueron muchas las expediciones que se hicieron a montañas de Sabana Libre, Betijoque, El Alto, Escuque, buscando el tesoro de Correa, cuentan los abuelos que era una botija que contenía todo el dinero del mundo, así nació el entusiasmo por localizar morrocotas enterradas bajo la tierra por los ricachones de aquel Trujillo rural de monte y culebra. En Niquitao, Jajó, San Lázaro, Santa Ana, se encontraron grandes botijas que hicieron rico de la noche a la mañana a más de uno, que antes andaba con una mano adelante y otra atrás a causa de la peladera.
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Fantasmas Trujillanos
En San Lázaro un agricultor no le paró a las prohibiciones religiosas de no bañarse en Semana Santa, se metió al río a darse un chapuzón y se ahogó, ya muerto, hizo correr a más de uno en esas noches de oscurana, finalmente las oraciones, el Padre Nuestro, el agua bendita del cura lograron que el fantasma se fuera a descansar al más allá.
En Escuque la gente no volvió “a pegar el ojo”, cuando se corrió la bola de un veterano jinete que montaba en hermoso caballo, decían, era un “fantasma en pena”. Iniciaba el recorrido a la 12 de la noche, fueron varios meses de terror y mucho “culillo” (fase superior de miedo). El fantasma perdió poder y todo su encanto macabro debido a que un atrevido bohemio pasado de “palos” se atrevió a enfrentarlo, resultando que el mismo no era otro que un apasionado enamorado de carne y hueso que iba al encuentro de amores prohibidos con una mujer casada.
Los brujos y el cuanto hay pa´ eso
Hubo épocas en que floreció la brujería en nuestras tierras, a quien le robaban una mula, una vaca o un caballo, iba directamente a visitar al brujo, después de practicar sus conocimientos de magia manifestaba a los clientes donde estaba el animal y quien se lo había llevado prestado, también acudían las doñas a quienes los celos no dejaban dormir solo pensando en el marido en brazos de sus adorada amante, al final, el brujo, a cambio de buen dinero, le daba a la doña la receta para que el marido gozón dejara de rochelear en cama ajena y regresara como una palomita al nido que había abandonado.
También visitaban al popular brujo las damas que no encontraban novio y que solo llevaban a la cama un resfriado, a los pocos días encontraban el amor de sus vidas, hasta las mujeres feas localizaban su “príncipe azul” luego que cumplieran las sugerencias del brujo; bañarse con cariaquito morado o “sígueme joven”.
Fuente: DiarioElTiempo/2008/Alfredo Matheus
excelente que dios te cuide
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