martes, 7 de agosto de 2018

Alfredo Matheus: entre el humor y la crítica social

De izquierda a derecha Alfredo Matheus junto a Luis González

      Matheus es un irremediable enamorado de la cultura trujillana. La enaltece, rescata, difunde y homenajea con sus trabajos culturales y sus escritos. Lo mejor de la vida; su juicio, es ayudar a quien lo necesita. En la entrevista se muestra como un libro abierto que no oculta lo que lleva por dentro. 

        Alfredo Matheus divide su vida entre el humor y la crítica social. Ello se percibe en su existir, conversaciones y en la columna “Se dice en la calle”, que escribe para el Diario el Tiempo desde hace 15 años. La vocación de servicio es otra característica de este trujillano que siempre está dispuesto a ayudar. Por eso, entre risas, chistes y posiciones bien marcadas, va narrando su vida. Con orgullo, cuneta que es alumno de la Universidad Nacional de la Vida. Este autodidacta por naturaleza ha escrito en los dos periódicos trujillanos y de ellos recuerda gratas experiencias.

-¿Por qué mezcla jocosidad y critica en sus columnas?
Porque intuyo que el trujillano, a pesar de su rollo, no pierde el humor que le acompaña. Es una herramienta para aliviar la carga y no perder la esperanza.

-¿Por qué decidió ser luchador social? 
    Cuando yo tenía 12 años, mi hermano Juan Matheus, dirigente estudiantil, fue detenido, desapareció por un tiempo. Eso quedó grabado en mí. En la familia había zozobra porque no sabíamos si a él lo torturaban, ni cómo estaba. Desde que empecé a ver injusticias decidí luchar por los derechos del pueblo. A los 16 años estuve en el retén de Carmania, me detuvieron por participar en una manifestación estudiantil. La lucha social no llevó a llamar la atención a las instituciones y a los burócratas que creían  que “se la estaban comiendo”. Mientras las comunidades padecían toda clase de problemas. Aun hoy tengo esa posición de lucha. Muchos amigos y compañeros de batallas callan porque están en el poder. ¡Si tienen autoridad es más fácil luchar por el bien de la comunidad y trabajar para arreglar lo que está mal! 

Se dice en la calle  
Con quince años de duración, la columna “se dice en la calle” se ha vuelto un ícono de Valera. La experiencia, relata Matheus, ha sido satisfactoria. “Algunos me paran en las esquinas o en los almacenes para contarme alguna anécdota graciosa o problemas que los aquejan”.

-¿Los personajes de sus columnas son reales?
       Sí. Toño, el bodeguero, fue un gran cuenta cuentos. Tenía una inteligencia ante la que me quito el sombrero. Él fue mi primer maestro, tenía un negocio y ahí vendía cervecita; la mayoría llegaba allí a escuchar sus cuentos jocosos. Juan, “El Chichero”, vendía chicha cerca del mercado viejo de Valera, con una vestimenta blanca impecable. Parecía un médico vendiendo chicha. Cleto fue un famoso caletero, muy querido en Valera. Cuando estaba ebrio y se lo llevaban a su casa, le preguntaban los vecinos: “¿Cleto, por qué lo llevan preso? “Por sospecha, solo por sospecha”, contestaba él. Y de todos los personajes, el que aún vive es el doctor Cabrita, un médico muy querido, nativo de Mendoza Fría.

-¿Qué se dice en la calle? 
      Se dice que la ciudad que Valera no merece lo que sucede actualmente. Cuando niño, paseaba con mi familia y nos regocijábamos con las retretas de la Plaza Bolívar, nos deleitábamos con las escenificaciones de los carnavales. Ahora en Valera hay una gran inseguridad. Los que vivimos en zonas populares nos damos cuenta de que después de las 9pm hay un toque de queda que implantó la inseguridad. ¡Es el toque de queda más largo que hemos visto! Un busetero amigo me dijo que ya ni La Llorona sale de noche, porque le da miedo. También se dice que la falta de alumbrado público es aliada de la inseguridad reinante. No entiendo por qué la Alcaldía y Corpoelec muestran tal desprecio por la ciudad. Además la anarquía que implantan los amigos motorizados, pasa por encima al respecto que ameritan los transeúntes. 

Sin cultura no hay Revolución 
      El trabajo cultural de Matheus abarca una amplia época de su vida. Blanco, delgado, de ojos claros y labios pequeños, Alfredo habla con entusiasmo acerca de este tema que, evidentemente, le apasiona. 

-¿Cuál ha sido su trabajo en el ámbito cultural? 
       Fui Director de Cultura en la Alcaldía de Valera, durante 25 años; coordinador general de la Federación de Centros Culturales de Trujillo; Secretario Juvenil del Ateneo de Valera; fui uno de los fundadores de la Asociación Nacional de Cultura Popular “Churuata”. Mi presencia en esas instituciones, junto a valiosos trujillanos, fue referencia a nivel nacional. Trabajamos organizadamente en los 80 y 90, con mínimos recursos, no con los millones que hay ahora. Lamentablemente esa referencia ya no es igual. Se habla de procesos participativos y protagónicos, pero el elemento cultural ha quedado rezagado a un segundo o tercer plano. Es un movimiento cultural débil, no exige sus derechos, al contrario de décadas pasadas. Antes había más voluntariado. Ahora antes de hacer algo la gente pregunta ¿Cuánto hay pa´ eso? 

-¿Con qué obstáculos tropieza un trabajador cultural? 
      El más resaltante es que el elemento político se ha puesto, en términos de jerarquía, como el número uno. Si un hacedor de cultura no está de acuerdo con el gobierno, no es tomado en cuenta, así le acompañe una riqueza creadora. En el cultor convergen credos, posiciones, y eso hay que respetarlo. No olvidemos lo que narra el pueblo chino: “sin cultura, no hay revolución”. Aprovecho de hacer un llamado a mi amigo durante 30 años, Edgar Barreto, para que no cometa el grave error de sólo brindar apoyo a quienes comulguen con determinada ideología.

-¿Cuál es la importancia de la cultura? 
       En el elemento cultural se resume la sabiduría y riqueza creadora de todo un pueblo. Ahí es donde yace nuestra memoria histórica. Eso se aprende en el día a día con las comunidades y, si se valora, sería cuantioso el aporte que podríamos realizar al país y al mundo.

-¿Cuáles son sus proyectos presentes y futuros? 
       Ahora estoy en el proyecto de crecimiento personal y salud emocional que dirigen los doctores Jesús Enrique Zuleta y Jesús Matheus. Según el Ministerio de Salud, es la única experiencia de ese tipo que se está realizando en Venezuela. Sigo trabajando en la columna Se dice en la calle, que escribo de manera voluntaria y como un servicio a la colectividad. La gente me dice que escriba un libro donde recoja los testimonios de humorismo trujillano y yo quiero hacerlo. Falta ver que institución siente ganas por colaborar en el financiamiento de este proyecto que sirve de herencia para el Estado.

-¿Cómo fue su niñez? 
       Muy bella y llena de felicidad. Tal vez porque fui el último de los doce hijos de Josefa y Juan de Jesús. Los fines de semana eran alegres porque me llevaban a casa de mi tío Juan Ignacio, a pasear en burro. Andábamos por toda La Cabaña, vía Escuque. Recorríamos las montañas, nos zambullíamos en el río, gozábamos de la belleza de los animales del mini zoológico donde hoy funciona la U.E Padre Blanco. Compartía mucho con mi padre, que era un famoso rezandero, ¡no se perdía ningún muerto!  Después de orar, contaba chistes y anécdotas jocosas a los dolientes. Así ellos olvidaban el sufrimiento por un rato. La gente lo buscaba mucho. Además era un excelente poeta popular, llegaban visitas a la casa y él enseguida componía una décima. Les recitaba a quienes sólo iban a beber café. Tenía una capacidad muy grande para inventar décimas muy sabrosas. Mi madre, fue una famosa costurera, trabajó por 50 años y le hizo pantalones a media Valera. Ella cosió para los más humildes y a veces sus pantalones quedaban mejores que los de las fábricas. 

-¿Es casado? 
      Sí, hace 30 años. A los que llevan diez años de casado deberían hacerles una estatua y darles un reconocimiento por perseverancia, constancia, aguante y amor para construir una familia. Por eso decía mi padre: “los casados no van al infierno, porque en La Tierra las pagaron todas”. Mi esposa es una gran mujer… Siempre he reconocido el don de la gente le acompaña. Con ella tengo una hija, Silvana, una persona muy dada para ayudar a los demás. Me dio una hermosa nieta.

Fuente: DiarioLosAndes/2013/MariangelaGatta

1 comentario:

  1. Dos grandes de nuestra Valera, uno el cronista emérito Don Luis González, quien en su quehacer ha hecho significativos aportes a los ciudadanos de
    la ciudad y del Estado Trujillo indistintamente de credos para,él no hay distingos son muchas las generaciones agradecidas entre ellos estudiantes, en cuanto Alfredo Matheus un enamorado y apasionado por la cultura además trasmite carisma y jocosidad eso que tanto necesita hoy nuestra gente Alfredo, es un hombre que se ha hecho querer por esta su gente y su ciudad que lo vio nacer te queremos y te debemos mucho Alfredo Matheus, este insigne apasionado de la investigación y la crónica es merecedor de mucho estamos en deuda con él ya,que no se cansa de ofrecernos trabajos de formación, ética y principio, para ti Elvins González mi reconocimiento...

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