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Luego de las amenazas de bombardear “Barrio Ajuro” por parte del Gobierno y la inquebrantable lucha de centenares de pobladores que carecían de una vivienda, los dirigentes comunitarios; Ángel Ramírez Plaza, Juan Rivero y Máximo Araujo, llegan a la conclusión: había que construir viviendas de bloques lo más rápido posible, de lo contrario, el gobierno local y regional de nuevo le pasaría la maquinaria a los ranchos y ¡adiós luz que te apagaste! Ángel Ramírez Plaza, hombre generoso y de gran corazón, dueño de una bloquera, propone dar créditos a los invasores, sin recargo de intereses, sin cuota inicial y cancelando solo 5 bolívares mensuales; y suministrar toda la producción de bloques, arena y cemento, otro comerciante, Juan Rivero, se comprometia a facilitar cabilla, alambre, madera y cemento; y Maximo Araujo, zinc, clavos y alambre.
En esos tiempos se vivía otra Venezuela, la palabra era más que sagrada, los invasores se comprometieron (sin firmar papel alguno) a cancelar toda la deuda contraída, todos cumplieron en el tiempo acordado, demostrando los inmensos valores morales y humanos que acompañaba a aquellos trujillanos. Mensualmente llegaban al barrio mil sacos de cemento (a consignación, no había que hacer cola como ahora), en seis meses los ranchos se convirtieron en casas de bloque y zinc. Hubo el acuerdo de apartar los terrenos para la escuela y otras obras de interés social.
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La pelea es peleando
“Rafaelito” Rivas con su camión surtía de agua a las familia. La lucha por la consecución de servicios públicos en “el pan de cada día”. Según las autoridades este era un barrio fuera e ley, conformado por “caciques” de la Quebrada, Mesa de Esnujaque, Escuque y otros pueblos Trujillanos, de allí que no recibían ni una lata de zinc, una comisión viaja a Caracas para entrevistarse con el presidente Rómulo Betancourt, pero, nanainanai, no les dieron ni los buenos días, el presidente se negó a recibirlos. El dirigente Ángel Ramírez Plaza, era amigo personal cardenal José Humberto Quintero, quien al enterare de la situación exigió al presidente adeco que los atendiera. Betancourt de un solo telefonazo solicitó a las autoridades regionales les facilitaran los servicios públicos: agua, luz, y asfalto, sin embargo, a pesar de lo “comecandela que era el presidente” aquí se hicieron “los locos” y no le hicieron caso.
Adecos, pero arrechos
Las luchas no pararon, la mayoría de la comunidad era adeca, un día se dirigen en poblada a la casa de Acción Democrática y renuncian en pleno, lanzando los carnets por los aires, ante la mirada de asombro del Secretario General, Pedro José Olmos. Los dirigentes son tildados de “Comunistas”, en ese tiempo ser comunista era más que un pecado, por lo que los saboteos y trabas a la comunidad se multiplicaron, de los organismos oficiales no recibían ni un vaso de agua, menos un “hasta luego”.
Frente donde hoy quedan las instalaciones del Mercal, se hace presente el Dr. Valecillos Presidente del Consejo Municipal con la Plana Mayor de Acción Democrática, los dirigentes se reclaman porque no cumplían lo prometido al barrio, el flamante munícipe dice a viva voz que este es un sector libre de ley, en ese momento la luchadora social Grecia González se lanza encima del Dr. Valecillos y lo agarra a cachetadas, en segundos, una poblada le daba empujones y golpes al Presidente Municipal, como a nadie le falta Dios, en ese instante llega el padre Andrade y rescata de la furia vecinal al Dr. Valecillos…
Fuente: DiarioElTiempo/2010/AlfredoMatheus
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