En tiempos pasados, el carnaval fue una fiesta con “Alma de pueblo” nada que ver con lo que conocemos en la actualidad. Recuerdo en aquella Valera de ayer, el juego de carnaval con agua, harina y pintura, costumbre que fue traída a tierras venezolanas por los españoles. Cuentan viejos cronistas de la Caracas de antaño, que el legendario José Antonio Páez, con el mismo entusiasmo que le acompañaba para luchar férreamente en el campo de guerra y derrotar a batallones de experimentados militares, igual fuerza tenia para recorrer calles caraqueñas, montado en brioso caballo y echarle agua al más “encopetado” que encontraba a su paso.
Prohibido el carnaval
El Presidente José Tadeo Monagas, quiso poner orden en Venezuela prohibiendo el carnaval con agua. Su sorpresa fue mayúscula, cuando observó a sus edecanes y demás funcionarios llegando al Palacio de Gobierno empapados en agua. Dicen que el Presidente jamás había reído a carcajada como ese día, burlándose de lo come candela de sus colaboradores, mientras manifestaba: “Carajo, con el pueblo no hay quien pueda”.
El carnaval valerano
Después de la caída del hoy reivindicado, General Marcos Pérez Jiménez, se formó el propio destape entre los venezolanos. Hace 55 años, los carnavales en Valera, eran de “película”. Recuerdo las mojadas de agua, pintura y harina que recibían los policías en la famosa calle 16. Se reunían 20 a 30 mozalbetes a bañar a todo el mundo: Militar, alto funcionario del gobierno, cura o monja, si se atrevían a pasar por tan famosa calle que bordea el cementerio municipal, recibía su baño de agua fría y su buen bronceado con pintura de lustrar zapatos.
Un conocido comerciante de aquella época se molestó porque le echaron agua, sacó un revólver y se enfrentó al batallón de jugadores de carnaval, en segundos, fue desarmado, lo pintaron de pies a cabeza, le vaciaron varios baldes de agua con harina de trigo, lo perfumaron con palcholi, por ultimo; le robaron el revólver.
Carnavales en Valera
Los carnavales de hace 50 años nada que ver con los de hoy. Se destacaban los desfiles de carrozas y comparsas por calles de la comarca, sobresalía la que llevaba el nombre pomposo de los “piratas” que encabezaba “Tarzán Hernández” gloria del automovilismo nacional.
Las alegres caravanas eran acompañadas por las más bellas mujeres valeranas que lanzaban miles de caramelos y dinero a la muchachada, mientras los ya entrados en años recibían su buen baño de agua fría. En las escuelas organizaban inolvidables fiestas con menos de los recursos que hay hoy, se destacaba la creatividad y el entusiasmo por conservar añejas tradiciones.
¿A qué no me conoces?
Las barriadas del Milagro, Ciénaga, Lazo de la Vega y las Delicias eran tomadas por bailadores del sebucán, músicos de cuatro, guitarra y violín que hacían bailar a las comparsas de las “negritas” y los “viejitos gozones” que gritaban a viva voz: ¿A qué no me conoces? Los bailadores ofrecían todo un espectáculo con la “burriquita” y la danza de la cinta.
La Valera bonita
Este cronista se gozó los añejos carnavales de aquella verdadera; Valera bonita (nada que ver con lo que tenemos en la actualidad). No se conocía la locura que tenemos en este momento ni La anarquía que devora nuestra comarca.
Fuente: DiarioElTiempo/2015/AlfredoMatheus
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