viernes, 21 de septiembre de 2018

Gracias a la vida que nos ha dado tanto

Gráfica de www.google.com

      Al finalizar el año 2010, la escuela de Liderazgo y Valores de la Universidad Valle del Momboy y la Fundación Trujillana para la Salud Emocional y Crecimiento Humano, ubicada al lado del ateneo de Valera, celebraron con una suculenta cena navideña, un año de grandes éxitos, brindando invalorables servicios a las familia trujillanas que allí acuden a compartir lo que algún poema llamó ¡La alegría de vivir!

       Al celebrarse las festividades de navidad y año nuevo, solo nos queda expresas desde esta novedosa experiencia de crecimiento personal: Gracias a todos los participantes por tanta gratitud, por esos inmensos sentimientos de amor a la humanidad, por esa generosidad especial para servirle a la gente necesitada de ayuda emocional y espiritual.

       Gracias por esas manos bondadosas que sin pedir nada a cambio, ayudaron a tanta y tanta gente en este año que está por culminar. Gracias por tanta solidaridad junta en un país donde otros buscan la guerra, la confrontación, el despedazarse en un odio visceral que no tiene fin. Mil gracias a estos anónimos trujillanos, que, en la humildad de su sabiduría ayudan a otros a ser mejores personas.

       Gracias a Dios Todopoderoso que puso en nuestro camino a gente tan bella, tan humana, tan noble y digna. Constructores de afectos, paz, cooperación y bienestar entre los pueblos,  eternos agradecimientos a quienes integran esta maravillosa experiencia de desarrollo humano, donde aprendemos a vivir, a querernos, a querer a los demás, lo que nos lleva a disfrutar de un gran bienestar espiritual y emocional.

       Gracias a Dios y la vida que nos ha dado tanto, expresaba una desaparecida cantautora. Hoy damos gracias porque estamos vivos en tiempos donde mueren miles y miles de personas de hambre y necesidades, gracias porque estamos acompañados cuando hay tantos encerrados en su soledad. Gracias porque hay alguien que nos quiere, por compartir en familia, por estos sabios aprendizajes que no se consiguen en ninguna universidad del mundo; porque vienen de la gran escuela de la vida, es la transcendental sabiduría del  hombre de a pie, que, en buena hora transformó su sufrimiento en enseñanza para ayudar a otros.

       Para todos un ¡Dios les pague! Ojalá esta experiencia se extendiera a otros espacios de la comunidad trujillana y así multiplicar: la paz, la dicha, el gozo, aprender a vivir, a no angustiarnos por cosas tan pequeñas, a minimizar odios y resentimientos. Feliz año 2011.

Fuente: DiarioElTiempo/2010/AlfedoMatheus

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