martes, 25 de septiembre de 2018

Valeranos que dejaron huella

Gráfica de deskgram.net

      Los conocí a “toditos”, algunos de ellos, hombres y mujeres, todavía están “vivos y coleando”. Para siempre se sembraron “en el corazón del valerano”. Fueron trujillanos de una sencillez inigualable. La humildad los hizo más hermosos. Con sus ocurrencias gozábamos un montón. Su ingenio nos ponía a reír: Calles y avenidas fueron su refugio. Muchos de ellos se marcharon para siempre, dejaron un legado de algarabía en quienes tuvimos la oportunidad de compartir esa alma de niño que les acompañaba. Algunos de los personajes más destacados en homenaje a los 184 años de la comarca valerana

       RAMONA: vivía por los lados del barrio Santa Rosalía (en la Floresta). No se daba mala vida. A las 10 de la mañana salía de su modesto rancho con su eterno “amigo”; un garrote de vero que le servía de defensa personal, cualquier “bicho de uña” que quería pasarse de gracioso recibía su buena dosis de garrotazos que eran escarmiento para no volver a meterse con “Ramoncita”. 

      Al llegar a la esquina de la Alcaldía Valera, uno que otro “mamador de gallo” le ofrecía 10 bolívares para entrar a la oficinas municipales y se subiera el vestido delante de las secretarias, en un santiamén estaba cumpliendo con el oficio encomendado; llegaba a la calladita y quedaba desnuda del ombligo para bajo, aquello causaba un gran revuelo, las secretarias casi se desmayaban a ver aquel personaje con el “chocho, viejito, peludo y arrugadito”, le ofrecían otros 10 bolívares para que se bajara la vestimenta. Ramona hacia que la paz reinara de nuevo. Fue así como esta valerana se embolsillaba diariamente 20 bolivarianos, sin mucho sudor y sacrificio, dinero que aquel entonces tenía gran valor.

       EDICTA MORA, una crónica que le hice hace 25 años la bautizó como “la reina del mondongo”. Mujer trabajadora, excelente cocinera. Hace 6 décadas, cuando se construía el hospital central de Valera, Edicta, tenía una venta de comida en las cercanías del futuro nosocomio, alimentaba todo un ejército de obreros de la construcción. Fue testigo de “carne y hueso” de cómo se iba levantando la edificación calificada como una de las mas grandes infraestructuras hospitalarias en Venezuela. 

      Edicta, se especializó en la elaboración del popular mondongo, su fama se extendió como pólvora por todo el estado Trujillo. En su restaurante en el barrio Santo Domingo comenzaron las “colas”, el que llegaba después del mediodía no encontraba donde sentarse, aquello estaba full, esperar resignado valía la pena; el mondongo de doña Edicta era único. Allí comieron grandes personajes: los ex presidentes de la república Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez. Escritores de fama universal como Adriano Enriqueta Terán y artista de la talla de Ali Primera, cualquier “gran cacao “que “aterrizara” en Valera, lo llevaban a degustar el sabroso mondongo que se transformó en referencia en toda Venezuela.

     “ZANCUDO”: jamás conocimos su nombre y apellido algún echador de bromas lo bautizo “zancudo” porque lo único que tenía “barrigón” era el dedo gordo del pie. Media algo así como dos metros de altura. Ejemplar trabajador del aseo urbano de aquella Valera de hace 40 años. Muy de mañanita salía con su carrito de hierro, en una pipa iba depositando la basura que recogía. Llamaba la atención lo callado que era, con nadie se metía, pero si alguien se la aplicaba, ahí comenzaban los problemas. Se hacía acompañar de una “señora cauchera”, con una sola pedrada podía matar un cochino.  

Fuente: DiarioElTiempo/2012/AlfredoMatheus

2 comentarios:

  1. La valera de antaño faltan muchos otros personajes....

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  2. Me parece un hermoso lugar para visitar... saludos desde Medellín Colombia...valeranos..(espero que ése sea su gentilicio)... bendiciones

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