jueves, 13 de septiembre de 2018

Un alcohólico revolucionó el mundo

Gráfica de Blogs.publico.es

      Bill W fue calificado como uno de los más grandes personajes del siglo 20 en Estados Unidos, lo más cumbre; no fue político ni militar que ganó guerras, ni millonario que haya acaparado todos los dólares del mundo fue sencillamente un hombre alcohólico a quien en la sociedad norteamericana llamó ¡El más grande arquitecto social que haya conocido la humanidad en toda su historia!

      Como corredor de bolsa no le fue mal, conoció el dinero a manos llenas, en un “Abrir y cerrar de ojos” perdió todo lo que había logrado en cuanto a bienes materiales se refiere,  al transformarse en un hombre alcohólico. 

      Años de dolor de mucha amargura en el alma llevo Bill W. a buscar ayuda para su enfermedad alcohólica. Después de indetenibles borracheras, y gracias a lo que él llamó "la iluminación y energía que recibió de Dios" pudo detener su obsesión por la bebida que casi lo lleva a la tumba, al lado del doctor Bob, la Organización Mundial de alcohólicos anónimos.

Heroísmo de un Alcohólico
      Nació un 26 de noviembre de 1895, pequeño pueblo Vermont en Estados Unidos. Se levantó en un lugar donde el plato del día eran las discusiones y peleas entre sus padres. Presenciar aquellos espectáculo de odio, rabia, violencia y resentimiento fue atormentando su alma, su ser, su corazón. Cuando Bill contaba con apenas 10 años sus padres se divorciaron, aquello fue más doloroso, quedando bajo el cuidado de sus abuelos maternos. 

      Para llenar el inmenso vacío que sentía por no poder estar al lado de sus padres, propuso Asimismo sobresalir en la vida más allá del común de la gente junto a los 12 años empezó a destacarse llamando la atención de sus amigos, vecinos, compañeros de estudio y familiares. 

      En una oportunidad su abuelo le manifestó que sólo los indígenas de Australia podían fabricar un bumerán, Bill, en seis meses tallando madera día y noche, logró hacer uno que funcionó como los australianos. A los 13 años reparo un viejo violín abandonado y se dedicó a ensayar con tanta pasión que lo nombraron el primer violín de la orquesta de la escuela donde estudiaba. Trabajando Y preparándose mejor que cualquier deportista los vecinos lo nombraron capitán del equipo de béisbol de su comunidad.

Un bebedor compulsivo 
       En 1915 conoció a Lois, la muchacha más bella que ojos humanos hubieran visto como hija de una acaudalada familia, el amor de Lois fue de tanta fuerza humana que ni el alcoholismo débil pudo acabarlo. Bill W. Jamás supo lo que era un trago de alcohol hasta la edad de 22 años, cuando era oficial del ejército durante la Primera Guerra Mundial. 

       A Bill le acompañaba una timidez bestial a la hora de hablar en reuniones todo se complicaba, el día que un amigo le obsequio un cóctel de Ginebra dulce y jugo de naranja. De esta experiencia dice: "Aquella barrera que me había separado de las demás personas se derrumbó al hacer contacto con esa primera copa. Sentí que pertenecía al grupo. Cuánta magia había en aquellas bebidas, podía hablar y ser ingenioso. 

      Bill se convirtió en un bebedor compulsivo, cuando tomaba una primera copa no había forma que detuviera su obsesión por la bebida. En 1928 es un acaudalado empresario que ganaba todos los dólares habidos y por haber, miembro de los más elegantes y exclusivos clubes sociales, sólo los millonarios tenían entrada, motivo para que su esposa lo encontrara los domingos en la mañana tirado en la acera durmiendo su última borrachera. 

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Dolor y sufrimiento 
       En 1929 la quiebra de la bolsa de valores y las continuas borracheras llevaron a Bill a la ruina económica, ligó a su esposa lo hizo a trabajar en una tienda por departamentos. En 1932 el alcoholismo de Bill había avanzado con tanta fuerza, que una oportunidad arrojó una máquina de coser golpeando a Lois. 

       Como ningún otro alcohólico vivió momentos desesperantes, en una noche de insomnio ubicó un colchón en la planta baja de la casa, pensando en que los demonios cualquier madrugada podían lanzarlo por la ventana y matarlo. En 1934 es internado de urgencia en el hospital Charles de Nueva York, donde le  informan a su esposa que Bill tenía que pasar hospitalizado el resto de su vida por los graves daños que el alcohol le había ocasionado en el cerebro.

Un Dios amoroso 
       Tiempo después de un largo tratamiento, se veía extraordinariamente bien de salud, deciden que está en condiciones de abandonar el hospital. Se marcha a casa con su esposa. Luego de pasar seis meses sin probar una sola gota de alcohol, Bill nuevamente comienza a emborracharse, incluso más de lo que lo hacía antes. Ternado en el hospital en estado de suma gravedad. 

       Bill, cuenta que en una de sus terribles noches De insomnio, cuando creía que él alcoholismo lo iba a llevar a una muerte segura, gritó con las pocas fuerzas que le quedaban "Si existe un Dios que se muestre, estoy dispuesto a todo". De repente la habitación se iluminó con una intensa luz blanca, mientras una extraña sensación de paz inundó mi cuerpo, dice Bill en su historial. 

       Bill fue dado de alta del hospital el 18 de noviembre de 1934, y jamás volvió a probar una gota de alcohol. En los primeros meses de sobriedad iba a los bares y sacaba a los borrachos, les predicaba, les contaba su historia de sufrimiento para que dejaran de beber.

       Nuevamente comienza una exitosa carrera de corredor de bolsa. En un viaje que hizo a Ciudad de Akron, le dieron unas inmensas ganas de beber. Desde el hotel hace una llamada telefónica a una iglesia preguntando lo pusieran en contacto con un borracho o enfermo alcohólico con quien poder hablar. Le dieron la dirección del doctor Bob, alcohólico desesperado que había intentado por años dejar de beber y no lo había logrado, se hicieron grandes amigos, conversaron durante largas horas sobre sus problemas con la bebida, a Bill, le desaparecieron las ganas de beber, el doctor Bob el 10 de junio de 1935, tomó su último trago, naciendo así alcohólicos anónimos.

Recogiendo Borrachos 
       Por mucho tiempo Bill recogió borrachos de las calles de Nueva York, los llevaba a su apartamento, curaba sus heridas y les obsequiaba comida. En 1938 escribió un libro de 164 páginas llamado alcohólicos anónimos, fue traducido a trece idiomas, llegándose a vender 15 millones ejemplares. 

      El 24 de enero de 1971, a la edad de 75 años, Bill falleció de un enfisema. Un día después, el prestigioso periódico Times de Nueva York publicó la información de su muerte en Primera Plana, el mundo conoció por primera vez su nombre completo William Griffith Wilson, más grande arquitecto social que haya conocido la humanidad, el alcohólico que revolucionó el campo de la salud emocional y mental de millones de personas que sufrían a causa de su problema con la bebida.

Fuente: DiarioElTiempo/2008/AlfredoMatheus

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