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El robo del Niño Jesús es una de las tradiciones folklorico más antiguas de la región andina, especialmente del estado Trujillo. A partir del primero de Enero, hasta el 2 de Febrero: Día de la Candelaria, el pueblo humilde sale a buscar el niño perdido.
La fiesta se organiza cuando algún vecino roba la imagen del niño del pesebre familiar, la mayoría de las veces se hace por una promesa. Los “agraviados” por la desaparición de la imagen investigan aquí y allá para conocer los autores del robo, cuando finalmente dan con el protagonista del hecho, en común acuerdo, se organizan para montar la romería la noche que se salga en busca del niño perdido.
El día de la gran fiesta, el vecindario se reúnen en la entrada de la vivienda, cada uno con su farol y vela da mayor colorido a esa noche de jolgorio. Cantores de voz recia, violines, cuatros, guitarras y tambores encabezan el río humano. Un coro de voces preguntan por el niño desaparecido.
La Virgen María se desplaza en un pequeño burro, la acompaña San José, los pastores y gente de la comunidad. Finalmente, cuando se llega a la casa donde se encuentra el niño Jesús, el lugar se llena de regocijo, la algarabía invade a los presentes, se apresa a los ladrones, las bombas pirotécnicas anuncian que hay fiesta para rato; para los niños habrá dulces echos en familia, para las mujeres un poco de vino y a los “Concañeros” miche sanjonero para que maten el cansancio.
Paradura o serenata al niño
Al trujillano, con sus alegrías, tristezas, para montar parranda, búsquenlo, fue asi como invento la paradura o serenata del al niño. La familia dueña del pesebre decide la fecha del fiestón, se nombra a los padrinos, estos se “bajan de la mula” con los gastos. El dia de la serenata, cantores populares y rezandero dan comienzo al paseo, la música se escucha a lo lejos, los cohetones alumbran la noche. Los padrinos en un manto blanco llevan la imagen del niño, se le da la “vuelta” a la manzana, como antes decían los muchachos cuando recorrían la cuadra del vecindario, todos cantan, una que otra anciana va rezando el “Padre nuestro que estas en el cielo”.
Al culminar el recorrido, los padrinos le dan “tremendo beso” a la imagen del niño, seguidamente cada uno de los presentes va haciendo lo mismo con dulzura y veneración. Un viejo rezandero gritara: “Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo”, y que comience la fiestas; para los hombres, mistela, sanjonero y caballito frenado; para las mujeres, dulces de lechosa, higo, durazno,paledonia; para los niños, arroz con leche, melcochas y chicha de maíz. Para entrar al baile, en señal de respeto, se cubre la imagen con una sábana, de allí un adelante, “a zapatear se ha dicho”.
El niño de la plaza San Pedro
O plaza Sucre, rescataron este año para la parroquia Juan Ignacio Montilla, la popular “Búsqueda del niño”. El burro “Coco” de Pedro tuvo la dicha de pasear a la Virgen María. Hubo derroche de religiosidad popular, música de antaño y cantos populares.
Gracias a la fundación cultural “Gran Mariscal de Ayacucho”, se revaloriza, para regocijo de los valeranos, tan antigua tradición, que casi desparece de nuestra urbe.
Fuente: DiarioElTiempo/2001/AlfredoMatheus
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