jueves, 25 de octubre de 2018

El muerto andaba de parranda

Gráfica de pinterest.com

         El venidero 02 de noviembre se conmemora el día de los muertos. Hace 50 años, eran comunes los dichos populares en relación con la muerte. A través del humor se recordaba al que había partido al otro mundo. En la casa donde velaba al difunto se compartían horas y horas de sabrosa anécdotas y chistes relacionados a la famosa muerte.

• Cuando algún vecino moría, el comentario general era: “A rigor, el viejo Antonio, estiró la pata” se marchó al pueblo de los acostados (cementerio).

• El borracho del barrio llegaba en silencio a la casa donde estaban velado a quien se había marchado al más allá, observaba con detenimiento la cara del muerto dentro de la urna, respiraba profundo y decía: “Lo que es la vida; el compadre se nos adelantó, que más le vamos a hacer”.

• Si moría alguien que le había echado bromas a la gente con sus fechorías y lo mataba el gobierno, la expresión colectiva: “el que mata a hierro, no puede morir a sombrerazos”.

• Si la esposa estaba cansada de las borracheras del marido y amenazaba con marcharse de la casa, el borrachín exclama: “primero pasa sobre mi cadáver, antes de que usted huya de mi dulce hogar”.

• “El muerto y el arrimado a los tres días hiede”, se usaba mucho para referirse al familiar lejano que llegaba a casa con la idea de quedarse viviendo allí.

• Si el valerano en algunos momentos estaba “pelando y no era mandarinas”, con mucha estrechez económica, se resumía así: “lo que mata no es la muerte, si no la mala suerte”.

Gráfica de unionguanajuato.mx

• Al que hablaba mucho, algo parecido a los gobernantes de ahora, la sentencia del pueblo: “el pez muere por la boca”.

• Para referirse a las suegras que eran muy bravas de carácter, el yerno lo hacía de esta manera: “quiero morir e tu veneno”.

• Un piropo inolvidable: “Mátame con tus besos”.

• Monseñor Cardozo, en la iglesia San José para tranquilizar a la viuda que lloraba desesperadamente la pérdida del marido, el cura le recordaba: “Tranquila mujer; para morir nacemos”.

• Los médicos para darle ánimos a sus pacientes siempre les recordaba “no se me asuste, lo que no mata; engorda”.

• En los barrios no faltaba un borracho “Aguajero” que gritaba en momentos de una pelea callejera: “Agárralo, por que si no, lo mato”.

• Algunos trujillanos que se la daban de encopetados porque estaban en el gobierno, la gente le recordaba: “usted se la da de gran cosa y no tiene donde caer muerto”. 


Fuente: DiarioElTiempo/2017/AlfredoMatheus

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Regresa por más

Anuncios Google