miércoles, 3 de octubre de 2018

El barrio cuenta su historia

Populoso Barrio de Valera
Gráfica de minci.gob.ve

       Jesús “chuma” Abreu y José “chacalino” Paredes, dos eternos luchadores sociales que han hecho del trabajo comunitario un apostolado de vida. El primero, en la comunidad del Lasso de la Vega y, el segundo, en la popular barriada de Santa Eduviges. Jamás se han doblegado en su combate por un mejor vivir para nuestros pueblos. Su sensibilidad los ha llevado a superar todo obstáculo hasta lograr su cometido como trabajadores sociales. Para este espacio de comunicación popular contaron la historia menuda de sus barriadas, allí donde día a día se construyen sueños por ese mundo mejor que tanto sacrificio ha costado hacer realidad. 

El Lasso de la Vega
       Jesús “chuma” nos habló de esta comunidad valerana que tiene el privilegio de haberse convertido en la primera urbanización que conoció el estado Trujillo. Aquí vivió por muchos años el popular “palillo” quien vendía querosene por toda Valera, época en que las amas de casa habían dejado de cocinar con chamizas. “Manuelito” Materan fue uno de los eternos bodegueros, nadie conocía qué edad tenía, algunos dicen que era más viejo que el rio Motatán. Atendía a la clientela con una paciencia única. Levantó una honorable familia a punto de sudores y sacrificios.

       Domingo “Afinito”: el día menos pensado apareció por el Laso de la Vega de lejanas tierras italianas, vendía ropa de casa en casa, el que no tenía para pagar “Finito” le deja la ropa fiada con el compromiso de que en la próxima visita cancelarán la deuda. Fue un ejemplar trabajador y padre de familia. Ramón Montilla, tenía casi dos metros de altura, era muy solicitado porque ponía inyecciones sin que el paciente se quejara, en los últimos años se dedicó a preparar los muertos que llegaban a la funeraria San José, les inyectaban formol del bueno para que el difunto durara e mayor tiempo posible en la sala de velación.

 Agua para todo el mundo
       “Don Bolí”, padre del conocido entrenador deportivo Arnoldo Bolívar, el popular “líder”, manejaba uno de los poco camiones cisterna en aquella Valera de poco tránsito vehicular, salvaba de la sed a los barrios populares cuando el INOS y después Hidroandes los dejaba sin agua. “Don Bolí” tenía un gran corazón, jamás le cobró un bolívar a la gente pobre por llevarle el agua a sus casas, al contrario, sentía inmensa satisfacción por brindar servicio a la ciudad. Valdermar Terán, creó el primer grupo de gaitas en esta comunidad valerana, en octubre de cada año comenzaba los ensayos, en toda la barriada se escuchaban el cuatro, furro y maracas de este artista popular; con su espíritu de alegría llevo el parrandon por toda Valera.

Constructor  de la ciudad
       Luis Pacheco, no se pelaba un domingo sin ir a la misa en la iglesia San José. Colaboraba llevando alimento a las familias más pobres. Juan Valera; fue un eficiente maestro de obras, tiene el privilegio de haber trabajado en la más grande obra de arquitectura que conocen los valeranos: la iglesia San Juan Bautista. Igualmente fue uno de los constructores de la urbanización Lasso de la Vega. Luis Vielma, calificado como el artista que hacia el mejor pesebre de la ciudad. En épocas decembrinas, las familias se organizaban para llegar hasta el Lasso de la Vega y disfrutar de tan colorido pesebre. Cuando Luis Vielma se marchó de Valera, la comarca perdió a uno de sus grandes talentos en arte popular.

 El gordo Bolívar
       El pintor Salvador Valero, vivió por varios años en esta popular comunidad de la parroquia Mercedes Díaz. Parte de su obra pictórica la realizó aquí. Por sus necesidades económicas sus obras las vendía baratas (20 y 30 bolívares), muchos se aprovecharon de las carencias económicas del pintor de “El Colorado”. En la actualidad sus pinturas alcanzan precios millonarios. Juan Valera, el mejor pícher de todos los tiempos. Siente regocijo de memorizar más de mil chistes. Es invitado a cualquier celebración, solo para que los presentes escuchen su repertorio de humor. “El gordo bolívar” una vida dedicada al deporte y la lucha social. 

       Uno de los primeros karatecas de la urbe valerana. Se hizo famoso dándole el último adiós a aquellos valeranos que morían y había que despedirlos con unas palabras de reconocimiento en el cementerio local. Héctor, “El rey del triciclo”. Alquilaba bicicletas a los muchachos de la década de los años 70. Una noche una comisión de inteligencia militar en una redada buscando a dirigentes políticos enemigos del gobierno de la época, observaron a Héctor pegando tremenda carrera, en segundos, le efectuaron varios disparos, por el resto de su vida dejaron a este valerano con problemas mentales de los cuales jamás pudo recuperarse.

Fuente: DiarioElTiempo/2013/AlfredoMatheus

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