martes, 16 de octubre de 2018

Murió el gran sabio de Valera

Gráfica de panorama.com

       Antes de morir se atrevió a manifestar: viví mi juventud en una época donde prevalecía lo humano y no lo material. Hoy pareciera que andamos en una “loca carrera por el confort, de lujos, el dinero, olvidándonos de lo humano, del color de los demás.

       Era un libro abierto del conocimiento, lo que uno le hablara, el maestro Juan, tenía una respuesta inmensa sabiduría. Con solo un “cuarto grado de primaria de los de antes” hablaba francés e inglés, su inteligencia sencillamente se “perdía de vista”. A lo largo de varios años escribió un libro de su puño y letra sobre astrología el cual dejo a su familia como hermoso testimonio de su paso por este mundo. Cuando algún vecino le decía: Buenos días Don Juan”, el replicado con la más grande humildad: “el don se lo dejo a usted yo me quedo con el Juan”.

        Fue uno de los primeros relojeros que conoció nuestra querida Valera, el maestro Juan elaborada de las piezas de relojería con una maestría que todos admiraban. Nació en el caserío “El Colorado” en la población de Escuque, a temprana edad se vino a nuestra comarca, levantando una humilde casa en la Ciénaga, convirtiéndose en uno de los fundadores de tan popular barriada, tiempos aquellos en que era una gran laguna donde un famoso caimán le pego tremendo susto a más de un parroquiano. El pasado martes 2 de mayo del 2011, entrego su alma al creador. Con el maestro Juan se nos fue un pedazo de esa Valera generosa, solidaridad, humana y sensible. Sus 92 años los vivió en la fraternidad y paz que solo Dios da a las personas serviciales y de buen corazón.

       Su extraordinaria sencillez impactada a quien lo conocía por primera vez. Era un hombre del pueblo con conocimientos universales que pocos catedráticos o encumbrados universitarios pueden hacer gala. Este cronista de la vida, tuvo oportunidad de interactuar con el maestro Juan Valero. Hoy quiero compartir con los lectores la amena conversación que sostuve con este insigne hijo de la patria, quien, antes de morir se atrevió a manifestar:

       “Viví mi juventud en una época donde prevalecía lo humano y no lo material. Hoy pareciera que andamos en una “loca carrera por el confort, los lujos, el dinero, olvidándonos de lo humano, el dolor de los demás. En tiempos de mi juventud la palabra era más que sagrada, nadie firmaba papeles a la hora de un negocio, se confiaba en la palabra del hombre. Fui testigos de años de mucha pobreza, había trujillanos que se acostaban sin llevar un bocado de comida a su boca, eso “me partía el alma”.

EL HOGAR DE LA PRIMERA ESCUELA
       En aquel Trujillo rural y sencillo, el buen ejemplo de los padres era fundamental en la formación de los hijos. No olvidemos que el ser humano es un “animal” de costumbre, lo que siembra en sus primeros años de su niñez queda grabado para toda la vida, para bien o para mal. Los valores morales y espirituales ayuda a las persona en su desarrollo humano, allí está la clave para la sobrevivencia. Si le acompañan principios de honestidad, justicia, solidaridad, responsabilidad; esa persona es difícil que se desvié de su buen proceder. El ser humano no es un ser débil, sumamente débil, cualquiera lo manipula sino le acompañan grandes valores éticos.


APRENDER A VIVIR EN PAZ
     El afán de hacer riquezas, el materialismo, está llevando a la gente a la tumba. Vivir espiritualmente, comunicarnos con Dios a través de ayudar al prójimo es el mayor estado de felicidad que puede experimentar una persona. Si estamos en paz con nosotros podemos estar en paz con lo demás. Tenemos que convertirnos en seres útiles de la humanidad, sino vamos a sobrevivir en un infierno emocional y mental. ¿Quieren vivir en paz, tranquilidad, armonía? Brinden servicio, allí esta lo fundamental para un corazón alegre.

       Si deseo transformar mi vida, lo puedo lograr. El ser humano por mucho daño que se haya hecho y haya hecho a os demás puede cambiar si se lo propone. Me considero una persona de libre pensamiento, es mi mayor regocijo, eso no lo cambio por nada: Todo fanatismo político y religioso, ciega a la persona. Lo más doloroso que puede sucederle a un ser humano es convertirse en vulgar marioneta al cual puede manejar a su antojo 

Fuente: DiarioElTiempo/2011/AlfredoMatheus

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