jueves, 14 de junio de 2018

La Venezuela de Antes

Gráfica de Actualidad.rt.com

       Usted puede creer que en 1945, un kilo de lomito costaba dos bolívares, un kilo de hígado un bolívar. La carne de cerdo especial para restaurantes dos bolivarianos, un kilo de chivo caroreño no pasaba de un cascabel.

       Esa era mi querida Venezuela, donde lo que faltaba era “sarna para rascarse”.55 años después ese país de una gran riqueza se convirtió en “pide limosna”, “recoge latas”, en “Niños de la calle”, en “huele pega”, en políticos inescrupuloso que se hicieron ricos de la “noche a la mañana”.

       La Venezuela de ayer, dice el cronista José Abinade, tenía una pobreza con dignidad y una riqueza con honestidad. En 1945 Caracas apenas le acompañaban 269 mil almas (la población que actualmente tiene Valera).Si una familia tenía un automóvil y le hacía compañía un piano en la sala de la casa, se le calificaba de chivata o gran cacao.

      Era la Venezuela que pensaba: “El pulpero que fíe se hace rico. El que venda al contado no tiene vida". Era el país donde las damas caminaban de lo más tranquila por esas calles, sin peligro que le tumbaran la cadena de oro o los zarcillos de plata.

       El costo de una construcción no cambiaba sino después de un año. Ahora a usted le dan un presupuesto en la mañana y en la tarde otro.

       De nada valía ser rico y ser un “vagabundazo”, era mirado con “malos ojos”. Se tenía más respeto por el hombre pobre pero honrado. En aquella Venezuela que se fue, en 1946 se podía adquirir un Cadillac en 24 mil bolívares, un Lincoln en 28 mil. Para quienes tenían menos entradas económicas comenzaban el año  con un Ford que salía en tres mil bolívares.

      En 1946, las líneas de carros que hoy llaman “libres” prestaban un servicio único. Usted llamaba por teléfono y en minuto estaba el chofer frente a su casa tocando la bocina. Los coches tirados por caballos que sobrevivían para la época. “Isidoro” fue el más famoso conductor y dueño de uno de estos “carrotages”. El recordado Billo Frometa lo inmortalizo con la canción “Epa Isidoro”. Con tres bolívares lo cargaban en coche por más de dos horas.


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     En la “Venezuela de antier” y con la conquista española también llegaron a tierra venezolana los primeros comerciantes. La primera casa de abastos que se tenga noticias la monto Juan Fernández, portugués de corazón. El gallego Juan Suarez abrió las puertas de la única botica que existía en la Caracas de “techos rojos”. Abraham, judío de nacimiento inauguro una casa de trueques, el italiano Francisco levanto las “santa marías”al primer restaurantes.

        Dice el cronista Oscar Yánez que de aquellas viejas costumbres de los conquistadores queda toda una rica tradición de siglo, que al paso de los años no ha podido borrar.

El Terremoto de 1900
       En 1900 hubo un violento terremoto en Venezuela que calmo las guerras escenificadas por andinos y la región central del país. Dice “Carameis”, cronista caraqueño que cuando comenzó  a moverse la tierra, el presidente Cipriano Castro, todo un “vergatario” con pelos en el pecho, ni corto ni perezoso  se lanzó desde un alto balcón de la casa  de gobierno. En la calle fu recogido por un grupo de vecinos quienes no aguantaron las carcajadas al ver al presidente en pijamas y con su gorrito de dormir. El presidente molesto por las burlas dijo a los cuatro vientos: el miedo es libre, ¿Qué querían ustedes, que me quedara en la casa? Solamente un palo de hombre se tira de semejante altura. Esto no es miedo sino precaución.

Fuente: DiarioElTiempo/2000/AlfredoMatheus

1 comentario:

  1. los tiempos de antaño, hacen añorar en ocaño, la nostalgia de los recuerdo pueblerinos y la principal protagonista, esta valera, que muchos nacieron en ella y ya no estan....

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