lunes, 23 de julio de 2018

Valera en alpargatas

Barrio Ajuro. Luego, Barrio El Milagro

       Viajar de un pueblo lejano a la ciudad de Valera, hace 70 años, era todo un acontecimiento. La gente salía de sus casas a las 3 de la madrugada para llegar a nuestra urbe a las 8 de la mañana. Lo más cumbre, los lugareños se quitaban las cotizas antes de  comenzar el largo recorrido,  al  hacer su entrada triunfal a nuestra comarca procedían a ajustarse las cotizas de nuevo a sus pies como si se tratara de lujosos zapatos italianos.

El Burdel de los pobres
        Estaba ubicado en la bajada del río, vía hacia Carvajal, administrado con gran  eficiencia por el popular “Cristo de lata” Las bebidas espirituosas “volaban” en un abrir y cerrar de ojos. En una oportunidad, llegó un parroquiano que estaba más limpio que bolsillo de desempleado y le manifestó a “Cristo de lata”: 

- “Amigo, aquella morena pelo largo, cuanto sale la hora”
- Ay compadrito, 30 bolívares.
- ¿Y esa pelo corto?
- 20 bolivarianos.
- Y por casualidad de la vida, ¿Tienes alguna “calvita” que no cobre tan caro?

Los valeranos son unos sinverguenzas
       El “Loco Ruperto” recorría la ciudad de arriba abajo. El corazón bondadoso de la gente le obsequiaba uno que otro suculento almuerzo, luego, con la barriga a reventar por tan buena comida se dedicaba a exclamar a todo pulmón: “los valeranos son unos come mielda”. La gente no le prestaba atención porque sabían que estaba loco.

        Llegó el momento que no se volvió a ver por calles  de la ciudad  al famoso “loquillo”. Parece que se lo hubiera tragado la tierra. A los 10 días la noticia corrió como pólvora: encontraron a Ruperto ahogado en Caja de agua (final de la av. 10 con calle 16). Allí, en Caja de Agua, se daba sus buenos chapuzones para refrescarse del sofocante calor valerano.

Grandes Caimaneras
       En la comarca no existían estadios, menos, canchas deportivas. Las grandes caimaneras de beisbol se hacían en la calle o terrenos ociosos. Los amantes  del deporte  fabricaban sus propios guantes. La fanaticada gritaba a rabiar a la hora en que se enfrentaban; Las Delicias, Las Águilas de la av 6 y Pie de cuestas del cerro La Concepción.

Los rolitos ponían orden
       En aquella Valera se respiraba una tranquilidad y paz envidiable nada comparable a las locuras de la actualidad. No llegaban a cinco los policías de “rolo y gorrita”. En horas de la noche, cuando sonaban el pito, la gente apuraba el paso; había que marcharse a dormir a casa, sin derecho a  pataleo.

Hace 60 años ya habían bachaqueros
       Los fulanos bachaqueros que tienen al Presidente Maduro “loco de perinola” han existido toda la vida. Hace 60 años, “el gordo Pancho” conocido comerciante, dueño de una moledora de café, una piladora de maíz y destiladora de aguardiente en Morón, se dedicó a visitar los negocios de la ciudad y compró todo el aceite comestible, a la semana había desaparecido el aceite. “Pancho” con su  enfermiza avaricia, comenzó a sacar el producto que tenia escondido y se dio a la tarea de revenderlo. Dicen que se ganó gran dinero a costilla de los humildes valeranos que no tenían con que freír un huevo.

Doctor de buen corazón
       Pedro Urquiola, ha sido el bodeguero de mayor referencia en toda la historia de la comarca. En su negocio al lado del mercado viejo, los lugareños encontraban desde arepas rellenas con hígado hasta manteca de tigre y elefante.

       En las cercanías estaba la farmacia “San Pedro” regentada por el doctor Álvaro. En ella, se formaban enormes hileras de personas en busca de atención. Eran personas muy pobres a las que el Dr. Álvaro les regalaba los medicamentos. Para este doctor ¡Un Dios le pague! tenía más valor que todo el dinero del mundo.

Fuente: DiarioElTiempo/2016/AlfredoMatheus

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