lunes, 7 de mayo de 2018

Primeras Capillas

Capilla de Piedra hecha por Juan Felix Sanchez
Gráfica de gelvez.com.ve

       Trabajando en cayapa, la mano aborigen se confunden con la del español y, con ella, construyen la primera capilla de palma en el año 1700, que luego se convertiría en los primeros albañiles, demostrando sus habilidades para la construcción, levantaron una edificación de techos de tejas, paredes de mampostería, puertas de cedros.

       En 1777, el obispo Mariano Martí después de sudar la gota gorda para poder llegar hasta la “Tierra de Nubes”, sus ojos no podían dar créditos a tan hermosa obra arquitectónica levantada en un lugar tan lejano, de paso, pudo aguantar el terremoto de 1775 que mando al suelo a construcciones de mayor fortaleza. Este templo brindó servicio a la feligresía católica hasta 1910 cuando sus gigantescos muros caen, uno en uno, para dar entrada a una nueva iglesia que garantizara mayor seguridad a los creyentes.

Capilla del Filo del Tisure por Juan Felix Sanchez
Gráfica de venaventours.com

       Los trabajadores de los nuevos templos los dirige el maestro de obra Simanco Puente a la vez que el Padre Maximiliano Escalante tocaba de casa en casa llamando a los pobladores a dar su aporte para tan significativa obra. La arenga no se hizo esperar: Niños, Jóvenes, personas mayores se sumaron a trabajar como una sola familia, cargando  arena, buscando piedras, arrastrando pesados maderos de montañas aledañas para edificar la gran casa espiritual de los escuqueños.

       Más tarde vinieron artistas populares y plasmaron en sus paredes hermosas murales. Don German Gallegos, hombre que gozaba corazón adentro haciendo el bien, dono el gigantesco reloj que un buen día trajo de lejanas tierras italianas. El templo, finalmente fue terminando en 1916. Es uno de los más bellos y artísticos lugares que tenía Venezuela. 

      Ha sido testigo de la fuerza espiritual de todo un pueblo. En sus profundidades se guardan los restos de escuqueños que brindaron múltiples servicios al pequeño terruño. El 14 de enero, nuevamente el templo “Dulce Nombre de Jesús” recibió a feligreses de los rincones más apartados que acuden a venerar al “Hijo de José y María”. Son casi 400 años de historia, fervor religioso y devoción cristiana que no está a la vuelta de la esquina.

Fuente: DiarioElTiempo/2004/AlfredoMatheus

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