martes, 22 de mayo de 2018

El muerto lo que pide es misa

Algunas anécdotas de velorios en nuestra Valera de siempre
Gráfica de Michaelaphilip.com

      Los velorios en Valera, son un compartir entre tristeza y alegría. Sobresalen el lloro, los abrazos, los desmayos de una que otra viuda. Los chistes los hay para todos los gustos.Lo sabroso del velorio es que se convierte en ameno reencuentro familiar y amigos del compatriota que "pelo cacho". En el cementerio, ya cuando han enterrado al difunto, Hay valeranos que dicen: "Bueno, nos veremos en el próximo muerto". En horas de la noche, los chistes se ponen tan buenos que, la gente se olvida del difunto entusiasmado por el jolgorio del jujujuju.

JUAN EL REZANDERO
       Mi padre Juan de Jesús Matheus, hasta hace 35 años, era el rezandero y poeta popular, más conocido y querido en la comarca valerana. Su tono de voz, pasión y entusiasmo que ponía en cada rezo llamaba la atención hasta de los borrachitos que hacían acto de presencia en cada plegaria al Todopoderoso por "el alma" de quien se marchaba de este mundo de colas, trancas y dólar paralelo . Para los lectores de este espacio de comunicación popular, presentamos algunas anécdotas de velorios en la Valera de siempre.

MUERTO MUJERIEGO
       En una ocasión, en una funeraria de la ciudad estaban velando a un conocido comerciante. Horas antes del entierro, llegó una señora toda histérica gritando que el difunto le había dejado dos hijos, y que tenían que darle parte de la herencia porque ella no se iba a "calar" la crianza de los muchachos "íngrima y sola". El escándalo fue de tal magnitud que hubo que llamar a la policía para que la dama se calmara, uno de los presentes le trajo un bebedizo de tilo con manzanilla, la mujer se tranquilizó y pudo despedir al fallecido amante sin tanto nerviosillo.

ROBARON AL MUERTO
       Un adolescente recluido en un albergue de menores cerca de Valera, murió en una pelea con otro joven. El padre del fallecido embargado con un gran sentimiento de culpa, metió en la urna la cantidad de 10 mil bolívares, en la década de los años 60 era demasiado dinero. El suceso corrió como pólvora por toda Valera. El malogrado adolescente es llevado a su última morada en el cementerio municipal. Un día después, la ciudad quedo abismada: en horas de la madrugada un grupo de "viva la pepa" se dio a la tarea de sacar al muerto de la urna, sustrajeron los 10 mil bolivarianos, y dejaron al difunto al "aire libre "aguantando el frío mañanero". 


DAMA DESCONOCIDA
       En la funeraria San José, hace acto de presencia una señora de unos 80 años de edad. Se sienta cerca del ataúd y llora sin parar, exclamando: Señor, ¿Por qué te lo llevaste, por qué te lo llevaste? Esto es terrible, jamás mi vida será igual. La familia del muertito quedo más que asombrada, nadie conocía a la anciana. Cuando terminó de llorar, uno de los presentes, se le acercó y le preguntó: doñita, ¿usted conocía a mi mamá hace mucho tiempo?, la matrona responde: "carajo, me disculpan, pero me equivoque de muerto, yo pensaba que aquí estaban velando a Feliciano, mi abuelo de crianza" La mujer, apenada, miró a su alrededor, tomó su cartera, y se mudó a la sala de al lado, donde estaba Feliciano en un hermoso ataúd color caoba.

Fuente: DiarioElTiempo/2015/AlfredoMatheus

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